El mundo de la autocaravana es nuevo para nosotros. Nunca hemos tenido ninguna ni hemos conducido ninguna.
Flo ha veraneado bastantes años de su vida en un camping en la caravana de su familia y ya nosotros, siendo cuatro, también lo hemos hecho durante dos años.
Pero más allá de esta experiencia, somos nuevos, muy nuevos.

Sin embargo, nunca tuvimos otra opción en la mente para la idea de viaje y vida que tenemos. Teníamos claro lo que queríamos: vivir viajando. Y para ello, en nuestra mente no hubo duda. Creemos que es la mejor alternativa, y más aún en estos momentos tan convulsos que estamos viviendo.

La opción de irnos moviendo de casa a casa sonaba muy tedioso para nosotros. No queremos estar haciendo y deshaciendo mochilas cada cierto tiempo. Queremos conocer en profundidad cada sitio al que vayamos, vivirlo, no solo visitarlo, y para ello, si nos tenemos que quedar más nos quedaremos, y por el contrario, si nos queremos quedar menos, nos iremos antes. Todo ello dependerá de cómo nos sintamos en esos lugares y en esos momentos. No queremos depender de las noches que habíamos reservado. Además, para nosotros que viajamos con un perro, las opciones son más limitadas siempre. Por lo que la autocaravana reúne todas las condiciones que queremos.

 

 

Proceso de búsqueda de nuestra autocaravana

Cuando decidimos que esto iba a suceder de verdad, que nos íbamos a ir, que era lo que queríamos, fuimos a dar uno de los tres pasos más grandes que yo he visto en este proceso de conversión vital: la compra de la autocaravana.

La primera duda inicial que resolvimos en 1 minuto fue: camper o autocaravana. La respuesta la tuvimos clara. Somos demasiados para una camper. Se nos hacía un poco agobiante vernos a 4 humanos y un perro en una camper durante varios años. En épocas y lugares cálidos, el problema sería menor porque pasaríamos la inmensa parte del tiempo fuera, pero también queremos visitar lugares fríos, tenemos algunos sueños viajeros que están a menos cero grados. En esos lugares íbamos a necesitar de un sitio para guarecernos parte del día, y ese sitio, siendo cinco, los dos lo imaginábamos más grande que una camper.

Una vez que nos decidimos por la autocaravana, las opciones eran varias: comprar una de segunda mano y arreglar/actualizar/incorporar lo que quisiéramos o comprar una nueva.
Aquí sí tuvimos muchas dudas. Todo tenía pros y contras, pero los puntos que más salieron en la toma de esta decisión os los resumimos por si os sirven:

Precio

En nuestro caso, teníamos un presupuesto máximo, del cual no nos podíamos pasar. Nosotros no íbamos a vender nada para comprarnos la autocaravana. Una de nuestras fuentes de financiación durante el viaje iba a ser el alquiler de nuestra casa, por lo tanto, la casa la queríamos. Dicho esto, la autocaravana salía enteramente de nuestros ahorros, pero tampoco queríamos quedarnos en cero, por lo que pudiera pasar, por lo tanto, antes de mirar nada, marcamos un tope, nuestro tope, del cual no nos podíamos pasar para estar mentalmente tranquilos.
Con todo esto en mente, la opción de autocaravana de segunda mano obviamente se ajustaba mejor a nuestro presupuesto, puesto que podíamos obtener vehículos más grandes o que nos gustaban más por menos dinero.

Estado de las cosas

Obviamente aquí la balanza se inclinaba hacia el otro lado, hacia las autocaravanas nuevas. Está claro que una autocaravana, aunque sea nueva, nunca te va a venir completa justo como tú la quieres, y que aún así siempre vas a tener que meterle mano para incluir extras, pero por lo menos, te aseguras que el estado de las cosas que vienen es el ideal, que no ha pasado por nadie y que está a estrenar.

Nuestro tiempo y know-how

Muy escasos ambos. Los dos trabajamos y en ello dedicamos la mayoría de horas laborables del día. Creímos que si quieres hacer algo bien, es necesario que emplees tiempo y energía en ello. Si no, las cosas se hacen a medias, o por encima, y no queríamos eso para un proyecto de vida tan grande como este. Además de que el conocimiento que tenemos de estos temas es bastante escaso, sobre todo por mi parte, por lo que no nos veíamos de manitas con reparaciones o incorporaciones, por lo tanto, la balanza se inclinó más hacia una autocaravana nueva.

Después de valorar todo esto, hicimos lo que siempre se debe hacer, dejarte asesorar por gente que sabe de estas cosas y que te puede dar una visión más acertada de la realidad. Nos dijeron que las autocaravanas son delicadas y casi todos coincidían que el tema de humedades era uno de los problemas más grandes y que ese tipo de cosas era difícil de detectar. Nos recomendaron que eligiésemos una nueva, aunque tuviéramos que ajustarnos más el presupuesto, pero que en nuestro caso, en el que no conocíamos este mundo y que partíamos de cero, era mejor ir aprendiendo con una nueva que con una de segunda mano.

Así que, pensándolo mucho y habiendo estudiado todos los puntos que se nos ocurrieron, y sobre todo, conociéndonos a nosotros mismos y sabiendo nuestras circunstancias, nos lanzamos a elegir una autocaravana nueva.

¿Cuál elegimos? Esto lo dejamos para un capítulo siguiente.