En Pylos encontramos el lugar más vacío de Grecia (de la Grecia que nosotros visitamos). 

Y ¿qué nos llevó a Pylos? Nosotros estábamos en Olimpia y teníamos que seguir descendiendo el Peloponeso. Pylos apareció en el mapa y decidimos ir, en principio atraídos por la batalla de Navarino (sí, Navarino era el antiguo nombre de Pylos). Pero llegamos y nos encontramos...nada.

La llaman la Pequeña Suiza por la elegancia de las fachadas de sus casitas, y no les falta razón. Las que hay frente al puerto son verdaderamente bonitas. Te vas a encontrar con un paseo marítimo agradable y una plaza con algunos restaurantes y terrazas. Sin embargo, quizá por el frío que hacía, quizá porque era invierno, quizá por todo o quizá por nada, no nos cruzamos más que con una pareja en su furgo, que se fue al día siguiente de llegar nosotros. Durante la mañana veíamos algún lugareño que iba o venía pero en general, el lugar, estuvo más que tranquilo durante nuestra estancia. 

Un poco de historia

Allá por el siglo XV, los turcos otomanos conquistaron el imperio bizantino, con su capital en Constantinopla, y como consecuencia, muchos griegos quedaron bajo dominio otomano durante casi cuatro siglos.

En 1821, los griegos nacionalistas (aquellos que querían expulsar al imperio turco de su territorio y recuperarlo para Grecia), se rebelaron contra los otomanos. Sin embargo la lucha fue mucho más larga de lo que se pensó en un principio. Cuatro años después no se había avanzado gran cosa. El sultán otomano, harto de este tira y afloja, decidió pedir ayuda a sus amigos los egipcios, que en realidad eran más sus vasallos que otra cosa, pero a cambio de unos cuantos chantajes, accedieron a su petición: invadir el Peloponeso para frenar a los nacionalistas, que eran ya amigos de la mayoría de estados de Europa occidental. Resulta que 16000 egipcios aparecieron de pronto en el Peloponeso con ganas de arrasarlo todo. Sin embargo, la parte oriental se les resistió, así que se fueron al oeste de la península a ver si tenían más suerte. Durante los dos años siguientes, los griegos, muy muy muy muy en minoría (eran unos 5000 hombres) se dedicaron a resistir y luchar por su causa como podían frente a los más de 27000 otomanos y 16000 egipcios. La situación, como véis, no era la ideal para los griegos.


El 6 de julio de 1827, Gran Bretaña, Francia y Rusia, firmaron el Tratado de Londres a través del cual solicitaban a los otomanos que frenaran sus ataques en Grecia.
Los otomanos estaban muy en superioridad y veían muy cerca el final del conflicto a su favor, así que, muy resumidamente, no acataron dicho tratado
La respuesta de Londres, vistos los acontecimientos, fue impedir el envío de refuerzos y suministros a los otomanos en Grecia. En realidad no estaba prevista una batalla. La fuerza se debía usar como último recurso.

 


Sin embargo, los otomanos hacían caso omiso a occidente. De hecho, salían barcos desde Alejandría a Navarino (cuyo puerto fue utilizado como base de operaciones para los otomanos durante la rebelión griega) para reforzar sus tropas. Así que los ingleses empezaron a ir por la zona para ver qué se estaba cociendo por allí.
Después de meses de intentos fallidos de utilizar la vía diplomática, se armó una buena y los ingleses empezaron a permitir que los griegos llevaran a cabo ciertas acciones que a los otomanos les cayeron muy mal. Finalmente todo explotó cuando una nave turca atacó por sorpresa a una inglesa. Los ingleses contraatacaron y aunque eran menos consiguieron su pequeña victoria. Los aliados enseguida vinieron a apoyar a los ingleses ante la ofensa de los turcos. Y estalló la batalla en octubre de 1827, que de hecho fue la última batalla naval que se libró con barcos veleros.
La victoria recayó sobre los aliados, que consiguieron dejar un poco más libre a los griegos su camino hacia la independencia.

¿Qué hacer en Pylos a día de hoy?

Pylos (Navarino) cuenta con excursiones guiadas hacia los fondos marinos donde poder ver los barcos que quedaron sumerjidos para siempre en las aguas del Mar Jónico como consecuencia de su famosa batalla. Aunque las empresas que vimos nosotros no trabajaban con niños. Si vas sin niños, podría ser un plan. También en el propio puerto, que es muy bonito, puedes encontrar restos de estas embarcaciones.

 


Aparte del tema batalla, tienes una fortaleza que bien merece una visita. Se trata de Castillo Neocastro, fundado en el 1573, que además es el punto más elevado de Pylos y cuenta con una iglesia gótica. 

¿Y dónde está el ambiente en este lugar?

No vengas a Pylos buscando fiesta y jolgorio porque no vas a encontrar más que la que tu traigas de serie. Aquí la gente se reúne en la Plaza de los Tres Almirantes. Se llama así por el monumento que se encuentra en el centro de la misma, dedicado a los tres almirantes que participaron en su famosa batalla. La plaza en sí es una plaza normal y corriente. Es esa plaza que te ha venido ahora mismo a la mente. Rodeada de restaurantes y tiendecitas. Nos gustó imaginar cómo sería en verano, imaginamos que con las terrazas llenas y gente en las pequeñas playitas que la rodean. Nosotros no encontramos a nadie.

 

¿Volveríamos a Pylos?

Sin dudarlo. En otra época del año. Seguro. Pero sí, volveríamos. Nos ha quedado pendiente algo que es imperdonable (al menos para mí y mis intereses). Pero que no conocíamos en su momento y de lo que nos enteramos mucho después de haber dejado esta pequeña localidad. Muy cerca de aquí, se encuentra el sitio arqueológico llamado Ancient Pylos. Aquí se han descubierto tesoros increíbles como restos del Palacio de Nestor, un palacio micénico parcialmente reconstruido con posterioridad por los investigadores. Todo esto está expuesto en el museo arqueológico del lugar. Algo que, de haberlo sabido, me hubiera encantado visitar. 

En resumen, Pylos, sí, pasó un poco desapercibido en nuestro tour por Grecia. No es el lugar al que nos lleva la mente cuando pensamos en nuestro paso por este país. Pero sí, volveríamos, porque segundas veces, sí, pueden ser muy buenas.