La autocaravana es el medio de transporte escogido por nosotros para hacer nuestro gran viaje. ¿Por qué escogimos una autocaravana? ¿Por qué no viajar en avión e ir alquilando casas u hoteles? ¿Por qué no en coche? Y habiendo vivido 2 años de viaje por Europa en autocaravana, ¿qué nos ha gustado y qué no nos ha gustado?

En este artículo intentamos resumir nuestra opinión, desde nuestra experiencia y cómo lo hemos sentido nosotros. Así que quizá no estás de acuerdo o es totalmente distinto a lo que tú sientes o a lo que te han contado otras personas.

Ventajas

1. Tú cocinas. Comes lo que quieres y como quieres

Para nosotros la gran ventaja de una autocaravana es que llevas tu propia cocina a cuestas, con tu propia nevera. Esto es importante para nosotros pero puede no serlo para otra persona. Todo depende del valor que tú des a comer como a tí te gusta. En mi caso, la alimentación significa mucho. Estoy muy convencida de que una parte de nuestra salud depende de lo que ingerimos. Obviamente tener buena salud no depende exclusivamente de lo que comes, pero creo que es un factor importante. Quizá no tiene efectos visibles en el corto plazo pero sí a medio o largo plazo. Y por eso, para mi es muy importante cocinar yo. La autocaravana me da esta posibilidad. Me permite organizar nuestras comidas de una manera planificada y seleccionando siempre los ingredientes que utilizo. Me permite consumir productos frescos gracias a la nevera y almacenar una gran cantidad de frutas, que de otra forma no podría hacer. Esto no quita que no nos guste comer fuera. Disfruto mucho comiendo y comer en un restaurante es algo que nos encanta, pero siempre será la excepción.

Obviamente si sales de vacaciones 15 días al año, seguramente estés incluso deseando descansar de cocinar y no des prioridad a este tema, a mí me pasa. Pero en nuestro caso, que vivimos viajando, no podemos sacrificar la alimentación. Por lo tanto, para nosotros, ésta es una de las grandes venajas de una autocaravana.

 

 

2. Vas donde quieres

Esto es algo que nos encanta especialmente. Los hoteles están donde están. Los apartamentos igual. Y está bien, porque generalmente están en las ciudades donde más hay que visitar. Pero todo en la vida depende. ¿Qué es lo que tú quieres visitar? Hay quien es un enamorado del arte y va a grandes ciudades donde puede admirar arquitectura y grandes pinacotecas. Hay a quien le mueve la gastronomía y trata de visitar lugares conocidos por ostentar restaurantes importantes o platos típicos de cada lugar. Hay a quien le mueven los parajes naturales y siempre estará motivado para ir a parques nacionales y lugares más salvajes. Hay a quien le mueven las personas y viaja visitando distintas comunidades y culturas.
La autocaravana te permite adentrarte en cualquier lugar (obviamente cuanto más grande sea el vehículo más complicado será acceder a depende qué lugares), pero después de dos años, nos hemos dado cuenta de que si no hibiéramos viajado en autocaravana, no hubieramos podido conocer las gargantas de Vikos, en el norte de Grecia, un paraje natural de una belleza sobrecogedora alejado de las ciudades turísticas donde están los hoteles. No hubiéramos conocido a Adriatik y a su familia en Memaliaj, un pueblecito al norte de Albania donde hemos vivido unos de los mejores momentos que nos ha dado este viaje. Tampoco hubiéramos conocido Noruega de la manera que lo hemos conocido. Durmiendo bajo glaciares o en medio de la tundra. Noruega es otra Noruega cuando te metes dentro de ella.
La autocaravana te da la opción de ir a cualquier parte, sea o no turística, y dormir con las mejores (o las peores, también puede ser) vistas. Esto es algo que nos encanta porque, muchas veces, las mejores cosas no pasan en las ciudades más turísticas.

3. Libertad de planificación o improvisación (o de desorganización)

En un viaje de 10 días es importante saber qué quieres ver/visitar/conocer/hacer durante este tiempo porque es limitado y porque a los 10 días vuelves, por lo tanto, yo era de las que lo llevaba todo atado. Pero en un viaje tan largo, las cosas no pueden funcionar así. Al menos a nosotros no nos funciona.

La vida transcurre mientras viajas. Eso significa que hay que trabajar, hacer la compra, hacer cole, limpiar, buscar suministros, etc. Por lo tanto el viaje es lento. El viaje lleva tu propio ritmo. El ritmo de tu vida. Y nunca es el mismo y también difiere de una familia a otra. No es el mismo ritmo el de una pareja que el de una familia. No es el mismo ritmo el de una familia con niños pequeños que con adolescentes. Tampoco es igual el ritmo de una familia que vive de ahorros y rentas fijas, como un alquiler, que el de una familia que debe trabajar para seguir el viaje. Y tampoco será el mismo ritmo el de una familia que trabaja y viaja por temporadas que el de una familia que trata de hacer todo a la vez. La vida es distinta para cada persona y tener una autocaravana te permite adaptarte a tu ritmo, sea el que sea. No necesitas organizar número de días en un hotel o una casa, no necesitas saber dónde vas después. No necesitas esa anticipación. No necesitas cruzar una frontera sabiendo a ciencia cierta qué vas a ver y qué no. Eso va fluyendo por el camino. Te vas escuchando, a tí y al resto de los miembros del equipo. Vas adaptándote a los ritmos y apetencias de todos. Hay veces que piensas hacer una parada de un día en un lugar y de pronto encuentras dos familias con las que congenias y los niños empiezan a jugar. De pronto esa estancia de un día se convierte en dos semanas de convoy y la ruta ha variado. Y está bien si eso te apetecía. De pronto un día recibes un mensaje de una familia que acaba de entrar en el país por la otra punta y ves que en dos días puedes estar con ellos y te apetece. Esas cosas suceden cuando viajas en autocaravana. Y por eso nos encanta.

4. Llevas todas tus cosas

Esto puede parecer lo más obvio y quizá lo menos llamativo pero es una gran ventaja cuando viajas cuatro personas y un perro. Nosotros lo notamos mucho cada vez que hacemos una mudanza a algún hotel/casa de alguien. Preparar y deshacer maletas es algo que no nos gusta mucho por aquí y poder viajar siempre con todas tus pertenencias a cuestas es algo que nos facilita la vida. Ten en cuenta que nosotros vivimos aquí y los días a veces no son estar fuera todo el rato. A veces llueve, a veces hay mucho viento, a veces no aparcas en un lugar precioso, a veces los viajes son más largos que otros. Y a veces simplemente nos apetece más estar dentro que fuera. Y para esas veces tenemos muchas cosas. Tenemos libros, tenemos mucho material de crear, pinturas, témperas, plastelina, papeles, cartulinas, palillos de colores, lanas, cosas recicladas que vamos reutilizando. Tenemos dinosaurios, animales marinos, artrópodos, animales del ártico, y aves. Tenemos la casa de Isabella con las hermanas Madrigal, tenemos a la familia de Bluey, tenemos evoluciones de insectos. Tenemos legos, pequeños, grandes y medianos. Tenemos juegos de mesa. Tenemos pizarra. Tenemos muchas cosas que utilizamos para jugar y vivir nuestro día a día, que básicamente es jugar e inventar. Además tenemos comida, tenemos ropa, y tenemos lo que tu tienes en tu casa pero quizá una cosa de cada. Tener todo esto ordenado en un lugar y poder viajar de un sitio a otro, pasar fronteras, coger ferrys, y subir montañas sin tener que hacer y deshacer maletas nos parece una gran ventaja (siempre dentro del contexto de un viaje por tiempo indefinido).

5. Es un lugar pet friendly

Esto fue otro de los grandes motivos por los que nos decantamos por un vehículo vivienda. Nosotros teníamos un perro antes de planificar nuestro gran viaje. Nemo. Él ya vivía con nosotros en Madrid y obviamente se iba a venir a la aventura. Hay muchos hoteles y apartamentos que te permiten mascotas, pero las opciones se te reducen muchísimo. Además de que la mayoría de veces hay suplementos de precio. Los transportes con perro tampoco son lo más fácil del mundo (gracias UBER PETS). Así que viajar en tu propia casa nos pareció un plus para organizarnos con Nemo. Él tiene su propio espacio, con su camita igual que en Madrid. El espacio es pequeño, sí, como para todos. Pero Nemo, al igual que los demás, pasa mucho tiempo fuera también. Por lo que cuando llega a la auto, se dedica a comer y acurrucarse por donde le apetece (pocas veces en su camita, la verdad, que solo usa para dormir por la noche). Si visitamos una ciudad en la que nos tendremos que mover en transporte público o queremos entrar a museos, ese día Nemo se queda en casa. En las dos autos que hemos tenido hemos puesto aire acondicionado para que él estuviera agusto en caso de que fuera verano, aunque la verdad es que los veranos los hemos pasado siempre en lugares fríos y no lo hemos utilizado.
A lo largo de estos dos años, hemos conocido muchas personas que viajan con sus mascotas (perros y gatos generalemente), y todos los animales con los que nos hemos cruzado están felices y sus dueños también. Eso es lo que cuenta.

 

 

Inconvenientes

1. Adentrarte en una ciudad

Visitar una ciudad siempre puede ser algo retador a la hora de hacerlo en un vehículo grande. Puede que no te sientas cómodo. Puede que directamente ni te interese intentarlo y tu viaje transcurra alejado de las grandes urbes. Pero puede que, como es nuestro caso, te gusten las ciudades y entonces quieras dedicar energía a meterte con tu autocaravana.

Entrar en una ciudad, efectivamente, requiere de cierta energía y una cierta planificación también. Por lo general, las ciudades no son los lugares donde te sientes más cómodo dejando tu auto aparcada con todas tus pertenencias dentro. Por lo general, acceder a una ciudad supone conducir bajo una cierta presión (carriles que de pronto desaparecen, salidas continuamente por lo que tu nivel de atención tiene que ser alto, pitidos, semáforos,...). Además requiere que planifiques la ruta exacta antes de comenzar, debes verificar las alturas de los puentes y túneles y compararla con la tuya para no llevarte sorpresas indeseadas a mitad de camino. Deber verificar que no haya giros demasiado cerrados para tu vehículo o que permitan tu peso en cada uno de los puentes. Además de todo esto, entrar en una ciudad significa dormir peor, puesto que estás más expuestos a ruidos de tráfico y personas que en un entorno más natural.
Visto así, la ciudad no parece un lugar hecho para autocaravanas. De hecho, casi todo el mundo que viaja en un vehículo grande, prefiere adentrarse en entornos naturales y muchos de ellos nos han confesado que ni siquiera intentan las ciudades.

Vaya por delante que yo soy de ciudad. Flo también. Me siento cómoda en una ciudad. No me agobia. Me desenvuelvo bien entre planos de metro y líneas de buses. Me oriento decentemente y la verdad es que las disfruto mucho. Me encanta la gente. Soy de Madrid. Me encanta ver gente. Me da igual si no les conozco. Estar entre mucha gente (sin pasarse) me da vida. Hay veces que quiero huir de eso. Sí. Cuando me canso. Pero la ciudad siempre será un lugar familiar para mí. Además me gusta mucho el arte y la arquitectura y me interesan muchas ciudades en concreto porque hay algo especial que quiero ver. Me deleito entre edificios de siglos pasados, y cuanto más antiguos mejor. Me gusta mucho, mucho, visitar museos, especialmente de arte, arqueológicos o antropológicos. Y es por eso que siempre vamos a apostar por entrar en la ciudad. En todas las que podamos. En todas las que tengan algo que me interese. Así funcionamos aquí, estudiamos qué tiene esta zona y cada uno apuesta por algo. Cada uno quiere ir a algún lugar a ver algo en concreto y tratamos de satisfacer las necesidades de todos.

¿Cómo hacemos en las ciudades? Lo primero es ver la ruta exacta. Esto implica buscar dónde vas a dormir con antelación. Estudiar en Google Street View la ruta hasta allí, el área, el lugar de dormir. Ver con tus propios ojos las distancias, los giros, si hay otros vehículos grandes aparcados. Vemos si hay puentes o túneles, nos aseguramos de que podemos pasar por todos. Y nos aseguramos de ir de día. Normalmente somos un poco desastre para esto. Puedes encontrarnos llegando a un lugar a las 21 horas fácilmente. Pero no para una ciudad. Los mil cambios de carril, los atascos, los semáforos, el aparcamiento...intentamos hacerlo de día y con sol.
Una vez allí, siempre dejamos la auto en el mismo sitio y vamos por nuestra cuenta a los lugares que nos interesen. Siempre que podemos optamos por caminar. Nos encanta caminar. Pero nos conocemos a nosotros mismos y tenemos una regla. Si el camino hasta el centro supone más de 45 minutos, optamos por transporte público. En Europa usábamos mucho las bicis para acceder al centro. Ahora en América no tenemos bici, así que o caminamos o vamos en transporte público. Pero, por lo general, la auto no se suele mover, salvo contadas excepciones, hasta que salimos de la ciudad.

2. El espacio es pequeño

Esto puede parecer el mayor inconveniente a priori, o por lo menos a nosotros nos lo parecía. Sin embargo, lo cierto es que nunca nos ha molestado. Es cierto que intentamos estar la mayor parte del día fuera. Eso hace mucho. Los días lluviosos en los que no sales tanto, es cuando más echas en falta espacio. Nosotros trabajamos y hacemos cole. Son dos actividades para las que necesitamos un poco de paz. Esto supone al menos, un mínimo de silencio, que algunas veces no encontramos. Flo es muy hábil para abstraerse. Puede trabajar y ser eficiente al 100% con un grupo de monos brincando y chillando a su alrededor. No va a inmutarse. Yo oigo una mosca y me levanto a cerrar la ventana. Con lo cual hay momentos en los que echo en falta una habitación en la que poder cerrar la puerta para encontrarme con mi silencio a la hora de trabajar.
Salvo en estos casos, el espacio es suficiente. Cada uno tiene el suyo. Y sobre todo, el ser humano tiene una impresionante capacidad de adaptación y normaliza su día a día en poco tiempo, por lo que para nosotros ya es normal tener que apañárnoslas para encontrar nuestros huecos y nuestros silencios si los necesitamos.

3. La autosuficiencia en cuestión de servicios

El agua es limitada. El agua es oro. El oro no lo quieres malgastar. Es algo que cuidas. En nuestra auto actual, la americana, la capacidad de agua es mucho mayor que la que teníamos en Europa. Esto hace que podamos ser más autosuficientes y pasar más días sin ir a recargar. Pero esto depende del vehículo. Por lo general, casi todo el mundo que se camperiza su vehículo intenta tener tanques lo más grandes posibles. Esto es importante porque no siempre es sencillo encontrar agua. En el este de Europa no nos ha resultado muy sencillo en invierno. En Italia tampoco, muchos grifos están cerrados para evitar que las tuberías se congelen. A veces hemos tenido que recurrir a rellenar el tanque con agua mineral que hemos comprado porque no hemos encontrado ninguna opción. Luego hay países en los que incluso en invierno, como en UK, encuentras grifos abiertos, sobre todo en gasolineras. En USA debes acudir a campings para rellenar agua la mayoría de las veces, al menos en la costa este, porque no hay grifos por la calle como en Europa. Depende de donde estés y de la capacidad de tu tanque, serás más o menos autónomo.
Pero, como todo, esto también tiene una enseñanza. Hemos aprendido a valorar tremendamente el agua. Incluso cuando estamos en casas la cuidamos muchísimo más que antes.
Otro tema son tus aguas negras y grises. Igual que con el agua limpia, va a depender mucho del lugar en el que estés. Va a depender también de la capacidad de tu vehículo. En algunos lugares vas a encontrar cada dos pasos lugares donde puedes vaciar sin problema. En otros lugares, por ejemplo en Grecia, era especialmente complicado, porque no había este tipo de infraestructuras. Grecia tenía baños en las autopistas donde podías vaciar tus negras. Otros lugares no. Así que mucha gente opta por no utilizar químicos para así evitar contaminar el medio ambiente.
Todo esto supone una gestión. Una gestión que hay que hacer y de la que hay que ocuparse viviendo en una autocaravana.

 

 

4. Las estaciones sí importan

Nosotros vivimos en una autocaravana, por lo que pasamos en ella las cuatro estaciones. No sabemos por qué pero siempre hemos acabado en lugares fríos los veranos, así que no te podemos hablar mucho del calor en una auto, pero sí del frío y la lluvia. Y también de las 5 horas de sol al día de los inviernos en Grecia y en UK (especialmente en UK). En una casa las estaciones te importan menos. Eres menos consciente de ellas. En una casa si llueve no hay problema. Si hace viento tampoco. Si hace frío, tampoco mucho. Siempre hay opciones, planes B. En una auto eres muy consciente de las horas de sol. Nosotros, salvo cuando nos movemos en ciudades, solemos estar en entornos más naturales. Siempre es nuestra preferencia porque es mucho más cómodo para todos. Los niños pueden estar fuera y nos permite aparcar en un lugar seguro donde ellos pueden estar jugando cerca de la auto mientras nosotros les vemos y no hay peligro de coches. En estos lugares cuando se hace de noche ya no hay nada que hacer, salvo excepciones, por lo que notamos muchísimo las horas de sol. Y por lo tanto, nuestra organización depende de ellas. Vamos cambiando nuestra rutina en función de las horas de sol. No trabajamos ni hacemos cole por la mañana en invierno, porque sabemos que es la única oportunidad de disfrutar del sol. Sabemos que después de comer oscurecerá enseguida y ya será hora de entrar. Es ahí cuando trabajamos y hacemos cole.
Otro handicap es la lluvia. Tenemos ropa de lluvia, sí. Tenemos botas de lluvia. Botas para trekkings mojados. Sí. Pero no nos resulta de lo más agradable como para quedarse horas y horas. Cuando no hay más remedio, allá vamos. Pero nunca vamos a pasar el día entero fuera como sí que hacemos con buen tiempo. Además no es lo mismo un par de días de mal tiempo que dos meses de frío y lluvia un día sí y otro también, como nos ha sucedido en toda nuestra estancia en el Peloponeso, donde creo que no vimos el sol en un mes entero. Por lo tanto, la lluvia importa. Por lo menos a nosotros.

 

Como ves, nada es perfecto. Todo tiene sus pros y sus contras. Todo tiene sus aspectos positivos y sus negativos y depende de quién los mire, los verá con unos ojos o con otros. En nuestro caso, es la opción que mejor se ajustaba a nuestro estilo de vida, de familia y de viaje, y a día de hoy, y para lo que estamos haciendo, no nos puede gustar más. No nos imaginamos de otra forma.