Como todo buen periplo, el nuestro también tuvo su comienzo complicado.

La prueba de autocaravaning en Murcia fue una excelente idea porque saltaron varias cosas que de no haberla hecho, no nos hubiéramos dado cuenta, y lo hubiéramos percibido estando ya en ruta.

Teníamos que repararlas así que salimos de Madrid con nuestras cosas en las maletas, y la auto vacía. Nos dirigíamos a Zaragoza, donde compramos a Ao, la #Aotocaravana, para que la echaran un ojo y nos reparasen lo que habíamos detectado que fallaba.

En principio cogimos una noche de hotel, pero al final fueron 3 noches las que pasamos allí.

Una vez hubimos dejado a Ao en buenas manos y hubimos explicado todo lo que habíamos detectado, cogimos un taxi y nos dirigimos a nuestro hotel, en la propia Plaza del Pilar. Como no teníamos coche, decidimos coger un hotel lo más céntrico posible y acertamos de pleno. El Hotel Pilar Plaza nos acogió por tres días y nos permitió disfrutar de unas vistas impresionantes de la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, que por la noche es impresionante. 

Os vamos a contar qué fue lo que vimos y aprendimos de Zaragoza durante nuestros tres días en la ciudad más bonica de todas.

¿Qué hicimos en Zaragoza?

Mientras esperábamos que Ao, la #Aotocaravana, estuviera lista, nos dedicamos a callejear por Zaragoza, a desayunar chocolate con churros o tostadas con café frente a la Basílica, a disfrutar de no tener nada planeado para hacer. Fueron tres días de hacer lo que queríamos en cada momento, y como no teníamos posibilidad de cocinar, volvimos a sentir la experiencia de dedicarnos todo el tiempo a nosotros.

Para ver el centro de Zaragoza tres días son suficientes, pero si quieres ir más allá de lo más conocido o un poco más lejos, un coche y más días sería perfecto. Nosotros al no tener coche, hicimos todo nuestro recorrido caminando y no nos alejamos mucho del centro.

Visitamos la Basílica de Nuestra Señora del Pilar

Algo que ninguno habíamos hecho nunca era entrar dentro. Dejamos a Nemo en la habitación y entramos a verla. Es gratuita y es preciosa. A los pequeños les interesó mucho. Siempre les impresiona ver la imagen de Cristo en la cruz, cada vez que entramos en una iglesia, es lo primero que nos piden, que les contemos la historia de por qué se murió en una cruz. Les llamó mucho la atención también los confesionarios, todos en fila, junto a la salida. No sé si alguna vez habían visto o no un confesionario, pero si lo han hecho, eran muy pequeñitos y está claro que no lo recordaban. Es impresionante cuando te preguntan por cosas que para tí son tan evidentes. Cuando intentas darles una explicación de qué es o para qué sirve algo, y de repente a tí también te empieza a chirriar o a no parecer tan obvio como creías. Cuando tus propias creencias o aseveraciones se cuestionan gracias a la curiosidad de un niño

 

 

Fuimos al Acuario de Zaragoza

El mayor acuario fluvial de Europa. Se encuentra en la zona de la Expo y fuimos a visitarlo durante una mañana entera. Fuimos sin papá que se quedó con Nemo en el hotel trabajando. Tardamos aproximadamente media hora caminando y la verdad es que el paseo fue muy agradable, vas por el margen del río atravesando zonas verdes, hasta la Plaza Expo donde se encuentra el acuario.

Cuesta 16,5 euros para los adultos, 10 euros los niños mayores de 5 años, 4 euros para los niños de 3 y 4 años y gratuito para los más pequeños. 

El acuario cuenta con especies de cinco ríos: Nilo, Mekong, Amazonas, Murray-Darling y, por supuesto, el Ebro, además hay una parte dedicada a la conservación de la biodiversidad bastante interesante.

Fuimos al Balcón de San Lorenzo y el misterioso Pozo de San Lorenzo

Justo en el Paseo de la Ribera, al otro lado de Puente de Piedra, tenemos el Balcón de San Lorenzo, un mirador con unas vistas impresionantes de la Basílica.

En el propio mirador se encuentra el Pozo de San Lorenzo, que debe su nombre a un antiguo convento, ya desaparecido, dedicado a San Lorenzo, que se encontraba al otro lado del Puente de Piedra. Sobre el pozo cuentan muchas leyendas, para muchos zaragozanos es un lugar hilado al desastre y la tragedia. Se trata de un pozo artificial cuya mala fama le viene desde siempre, puesto que en el desaparecido Convento de San Lorenzo pasaban sus últimos días los enfermos de lepra de la ciudad, y una vez muertos, lanzaban los cadáveres por el pozo para que sus cuerpos desaparecieran.

Hay quien dice que no tiene fin, que llega hasta el mismo centro de la tierra. Hay otros, algo más realistas, que aseguran que termina en Tortosa y que desemboca en el Ebro. Otros dicen que llega hasta el Mar Mediterráneo.

Pero lo cierto es que es muy conocido en Zaragoza y la historia que más te contarán es la de dos enamorados que, ante la negativa de sus familias de aceptar su amor, cual Romeo y Julieta, se ataron las manos y se dejaron caer por el pozo para poder vivir su amor eternamente. A lo largo de la historia ha sido un punto de varias desapariciones y desastres, pero la gran tragedia llegó en 1971 cuando un autobús repleto de pasajeros perdió el control en el Puente de Piedra y se precipitó al pozo. El vehículo quedó enganchado por una sirga y los bomberos pudieron rescatar a algunos pasajeros, sin embargo, al día siguiente, la sirga se rompió y el autobús cayó a las oscuras aguas del pozo con 10 personas que no pudieron ser salvadas y cuyos cuerpos nunca han sido encontrados.

Pero, ¿cuál es la verdad sobre el pozo?

Cuatro años después de este siniestro, el día de la Hispanidad, un grupo de buceadores decidieron honrar la memoria de las víctimas del trágico accidente, así que se armaron de valentía y se sumergieron en el pozo hasta alcanzar el fondo, para depositar allí una Virgen del Pilar. Fue así como demostraron que en realidad, el misterioso pozo tiene una profundidad de 18 metros, pero que, efecivamente, es una zona de corrientes peligrorasa.

Visualmente, el pozo es una inmensa esfera en el suelo tapada por una cubierta de vidrio, donde, por supuesto, no se puede acceder, pero ¿os imagináis todo el juego que dio la historia de este pozo aquella tarde?

Pasamos una tarde en el Parque de Macanaz

En el Paseo de la Ribera, al otro lado del Puente de Santiago, tenéis el Parque de Macanaz, cuyo nombre se debe a Melchor de Macanaz, quien abolió los Fueros de Aragón, durante el reinado de Felipe V. El parque cuenta con acceso directo a la ribera del Ebro, donde puedes ver peces, patos y garcetas fácilmente.

Además, tienes muchas zonas verdes, bancos con unas vistas impresionantes del Ebro y la Basílica y parques infantiles. Todo un must si vas con niños, para pasar una tarde divertida.

 

 

Visitamos el Monumento a los Sitios de Zaragoza

En la Plaza de los Sitios, una plaza bastante agradable donde hay un par de parques infantiles donde pasamos la mañana, está el Monumento a los Sitios de Zaragoza, escultura en piedra y bronce que conmemora el primer centenario del asedio francés de Zaragoza, representando a los mayores iconos de la lucha por la ciudad de Zaragoza en dicho asedio. La figura de arriba es Agustina de Aragón, frente al cañón con el que defendió la ciudad, y abajo tenemos varias figuras, como la de José Palafox, I duque de Zaragoza, y gran defensor de la ciudad también.

Visitamos la Basílica de Santa Engracia

En la Plaza de Santa Engracia nos encontramos con esta maravilla que enseguida llamó nuestra atención.

Y no es para menos pues su portada renacentista es impresionante. Durante el reinado de Fernando el Católico se inició la construcción del Real Monasterio de Santa Engracia, obra renacentista que quedó absolutamente en ruinas tras ser destruida por las tropas francesas durante los Sitios de Zaragoza. Lo único que sobrevivió fue su fachada, que es actualmente la fachada de esta basílica. Una impresionante obra de la primera mitad del siglo XVI.

Cuando estábamos fuera, observando la fachada, un señor se acercó a contarnos que en la cripta se habían encontrado dos sarcófagos romanos, algo que a Mateo le encantó saber. Aprovechamos para preguntarle si sabía a qué hora abría para entrar a verla y nos dijo que no tenía ni idea, pero que por dentro, no era tan bonita, puesto que lo que llamaba la atención era su fachada, dentro es todo mucho más actual. Y tenía toda la razón, no pasa nada si no entras.

Ahora bien, en la cripta, efectivamente, en 2008 se descubrieron dos sarcófagos del imperio romano, de los años 300, que llegaron a Zaragoza (llamada Caesaraugusta en época del imperio romano) a través de la vía fluvial del Ebro procedentes de talleres romanos.

Zaragoza es preciosa, la gente es muy cariñosa, es una ciudad muy práctica y fácil de recorrer si vas con niños. A nosotros nos han quedado varios pendientes como los Museos de Caesaraugusta, o la SEO de Zaragoza o Catedral del Salvador, que sólo pudimos ver por fuera. Volveremos seguro.

Lamentablemente, nuestros tres días no dieron para más.