Esta pregunta nos la hacen mucho. Muchísimo.
Nos preocupa que nuestros hijos sociabilicen. Nos da que pensar cuando una familia se marcha a hacer un viaje de manera indefinida y se lleva niños pequeños. ¿Cómo harán para sociabilizar esos niños? En realidad lo que sucede no es que se alejen del mundo. Lo que sucede es que dejan el cole (si es que iban antes) y el cole es un lugar seguro para la sociabilización. ¿Toda la sociabilización que se da en un cole es sana?

Me cuesta mucho enfocar esta respuesta. Para mí, preguntar cómo sociabiliza un niño viajero es igual que preguntar cómo sociabiliza un niño de Madrid o un niño de Sevilla.

Los niños viajeros, aparte de que viajan, son cada uno de una manera.

Y conocemos a muchos. Porque nuestro grupo de amigos viajeros, casi en su totalidad, está formado por familias con hijos. Las vamos buscando y también nos las encontramos. Y vemos que cada niño es un mundo (igual que los niños no viajeros). Esto significa que, aparte de compartir ciertos rasgos entre sí, como el viajar (obviamente), el demostrar cierta curiosidad especialmente significativa que sí que hemos visto en todos, vivir con tus enseres en una mochila o en una furgo, y generalmente hacer cole por el mundo o aprender de él sin más dirección que tu propio instinto, no hay muchos más rasgos que podamos adjudicar a niños viajeros si quisiéramos poder definirlos a todos con una palabra.

¿Cómo es un niño viajero?

Los niños viajeros son muy salvajes y extrovertidos. Quizá pensábamos esto antes de salir (es decir, antes de conocer a ningún niño viajero), pero de todos los niños e hijos de amigos viajeros con los que nos hemos topado en estos dos años de ruta, hemos visto de todo. Niños muy extrovertidos que hablan con adultos igual que con niños, de cualquier edad, y que son muy dados a acercarse a desconocidos si les interesa algo de lo que ven en ellos; niños muy tranquilos, que tienen muy claro sus intereses y se dedican a vivir de ellos y a profundizar en los temas que les gustan tanto como pueden; niños que no son dados a hablarte a la primera de cambio, que son más reflexivos y prefieren valorar la situación antes de lanzarse; niños que se sienten más cómodos en ambientes más tranquilos y relajados, con juegos más libres y entre menos amigos, niños que prefieren meterse en todo el meollo para disfrutar de un juego compartido con toda una comunidad que ni siquiera conocen;...y podería seguir, porque con cada una de estas descripciones me vienen nombres de niños viajeros. Todos ellos son viajeros. Unos viajan de una forma, otros de otra. Pero todos lo hacen.

 

 

¿Qué es sociabilizar? ¿Toda sociabilización es sana?

Por sociabilizar, nosotros, los adultos, entendemos que nuestros hijos estén en un parque o en un cole rodeados de iguales, jugando a algo. Da igual a qué.

De las preguntas que nos han hecho y las dudas que la gente nos expresa, vemos que debe haber ciertas condiciones para que el adulto se quede tranquilo (para que apruebe) la sociabilización que está llevando a cabo su hijo: la primera es que esté con otros niños, si tienen un par de años más o menos que el niño en cuestión, no pasa nada, pero por lo general, buscan que sean niños; y la segunda, es que estén jugando, que los veamos integrados en una dinámica, en un "algo".

La realidad es que sociabilizar es algo que, para nosotros, va innato en el ser humano, porque ya somos animales sociales. Somos seres diseñados para convivir con otros, para necesitar cosas de otros, para compartir con otros. Esto está en nuestro ADN. Igual que hay animales que viven solitarios, los humanos buscamos grupos. Somos gregarios. Y lo hacemos de manera innata. El primer grupo es tu familia. Evidentemente. Esto ya es un ejercicio, aquí donde lo veis. Saber estar convenientemente integrado en tu grupo principal es un trabajo. Es un arte. ¿Se puede pasar a un segundo nivel sin haber desbloqueado el primero? ¿Es sano? ¿Estarás preparado para ese segundo nivel? ¿Para afrontarlo con seguridad y con herramientas? Esto es lo que nosotros sentimos que cojea en la pregunta de cómo sociabiliza un niño viajero. Piénsalo un poco.

En la sociedad de las prisas en la que vivimos inmersos, llevamos a nuestros hijos a la guardería a los 4 meses. Y nos lo creemos. A veces para no hacernos daño a nosotras mismas que debemos retomar nuestros trabajos. A veces por verdadero convencimiento. Apuntamos a un niño a inglés con 1 año porque el método de moda es de 1 a 4 años. Los llevamos al parque y los sentamos en medio del corro donde están sentados los hijos de las amigas del parque. Los juntamos y los juntamos y los volvemos a juntar. Necesitan sociabilizar.

¿Es mejor ir a un examen habiendo estudiado? ¿O ir sin haber mirado el libro, simplemente con lo que te suena de las explicaciones del profesor? Indudablemente es mejor enfrentarte a un examen habiendo estudiado. Puedes tener suerte, por supuesto, y sacarlo habiendo solo prestado atención en clase, con lo que recuerdas, pero si has estudiado tienes más probabilidades de salir airoso. En este caso es igual. Enfrentarte a otros grupos, amigos del cole, amigos del parque, de lo que quieras, es mejor con todas las herramientas adquiridas después de una sana sociabilización en tu casa.

Para mí es fundamental que el niño se sienta 100% seguro en su casa, que todas sus opiniones sean escuchadas y valoradas, y depués se tomen las decisiones pertinentes con él presente y explicándole los por qués, valorándolo juntos. Es importantísimo que participe de todas las decisiones que (por su edad, evidentemente), puedan tomarse en la familia, que decida cómo quiere pasar su tiempo, que decida los lugares a los que prefiere ir, que pueda decidir qué le apetece hacer, y que los padres estemos involucrados en sus decisiones, que vea que nos importa lo que decide, que queremos ser parte de sus intereses, que queremos investigar juntos, que queremos acompañarle en sus descubrimientos, y lo más importante, que le valoramos y le admiramos sea como sea, le guste lo que le guste (aunque no sea lo que te gusta a tí). Que es un ser especial y que para nosotros es lo más valioso del planeta.

Estas herramientas me parecen fundamentales para salir a una sociabilización de "segundo grado" (término acuñado ahora mismo por mí), a un grupo de amigos. Ambos trabajos se pueden hacer en paralelo, por supuesto, no es necesario esperar 10 años para enseñar a nuestro hijo otro niño. Pero para mí, creo que hay mucha prisa por introducir una sociabilización de segundo grado, cuando la básica, la de primer grado, la tenemos en casa, y muchas veces, el trabajo no está hecho, o no todo lo que debería estarlo. Yo creo que es ahí donde surgen problemas.

Por eso nunca quiero dar como respuesta una simple frase, porque muchas veces, la sociabilización que los padres tienen en mente y con la que se sienten relajados (ya hemos cumplido) no es todo lo sana que podría ser. Quizá nuestro hijo está en un parque o en un cole, y con otros niños, pero quizá está jugando a un juego en el que no quería participar y lo está haciendo porque siente temor a que le dejen de lado, o quizá está jugando con 12 niños y se está sintiendo abrumado y nadie lo está percibiendo, o quizá simplemente está participando en algo que él no ha decidido y está haciendo un papel que alguien le ha otorgado y simplemente juega porque piensa que esa es la manera, que él no es bueno para tomar decisiones, o no le escucharían si lo hiciera, y que ese es su rol. En ese caso, hay un trabajo atrás. Un escalón que nos hemos saltado, que hemos querido subir con una zancada más grande. Y eso muchas veces no lo vemos desde el banco del parque mientras charlamos con el padre de su compañero o mientras el juego se está desarrollando en el recreo. No toda la sociabilización es sana.

 

 

¿Cómo encuentras niños en un viaje?

Esta es la pregunta que realmente se esconde detrás de la que siempre nos hacen "¿cómo sociabilizan tus hijos?". Mis hijos sociabilizan todo el rato. Con nosotros y con las personas con las que nos vamos encontrando en cada paso que damos, cada gestión que hacemos o cada acción que llevamos en la que intervienen otros seres humanos.
Pero lo que en realidad intriga es cómo encontramos niños.

Niños hay. Muchos. Miles. En cada parque hay niños. En cada plaza suele haber niños. En cada parking de autocaravanas suele haber algún niño.

Nosotros vamos a muuuuchos parques. Muchos, muchos. Evidentemente siempre que vas con niños y un parque aparece por tu camino, algo te atrae, y allí acabas. En los parques suelen encontrar niños. ¿Mis hijos juegan con todos los niños que encuentran en cada parque? No, evidentemente. Y es así como debe ser. Porque yo tampoco hablo con cada adulto que encuentro. No por el hecho de compartir la misma generación tenemos que gustarnos. Además de que hay días que me aptece saludar a todo el mundo, y días en los que quiero estar conmigo misma y con pocos más. Les pasa igual. Y también depende de los otros niños. Hay veces que ven a un niño que está haciendo algo que les interesa o que tiene algo que les interesa y entre los dos traman una pequeña estrategia para acercarse a él y preguntarle si pueden jugar. Hay otras veces que es otro niño el que les ve jugando a los dos y se acerca para unirse. Hay veces en las que no quieren, simplemente. Ellos ya tienen un juego, lo están disfrutando y no se fijan en lo que hace el resto. Hay veces en las que estoy con uno de los dos solo y decide unirse a otro niño al que también ven solo. Hay tantas veces como días tiene el año.

Nuestra experiencia nos ha demostrado que los lugares donde dormirmos, sobre todo si son más populares entre los viajeros, son muy buenos lugares para encontrar familias. Nos ha pasado mucho, sobre todo con familias francesas. Y ahí forzamos el encuentro nosotros, los adultos. Casi siempre que vemos una furgo/auto española, francesa, o belga (básicamente porque son los idiomas que dominan bien nuestros hijos) estudiamos un poco quién hay dentro. Si vemos una familia, siempre llamamos a la puerta. Siempre la gente nos ha recibido con una sonrisa. Ellos también están deseosos de conocer gente nueva. Estos encuentros son muy mágicos porque son inesperados. Son los típicos encuentros que te hacen quedarte una semana más en un lugar o desviarte de tu ruta para hacer un poco de convoy. Aquí siempre los niños acaban jugando. Prácticamente todas las horas que tiene el día. Se levantan, y alguien llama a la puerta (nosotros siempre somos más tardones así que siempre solemos tener compañía en el desayuno). Y desde entonces un juego empieza, y sucede al otro, y luego al otro, y luego hay que comer, después seguir jugando, visitando, cenar, y nos despedimos para dormir. Y a lo mejor estás así una semana o dos. A lo mejor después no ves a nadie más con el que compartir de esta forma hasta dentro de tres semanas y los encuentros entre niños se limitan a parques. Sí, puede ser. Pero no pasa nada.

Porque sociabilizar es como montar en bicicleta. Al siguiente niño que vean, sabrán perfectamente entrarle y jugar de manera sana.

Otra cosa que solemos hacer es buscar nosotros mismos a las personas con las que queremos estar. No nos da ninguna verguenza mandar un mensaje a una familia que no conocemos de nada si hemos visto que están cerca. Instagram o Facebook son las redes más conocidas, pero hay otras, Polarstep, grupos de Google, grupos de whatsapp, que los hay de viajeros por todo el mundo. En ellas puedes ver dónde hay viajeros. Tan sencillo como preguntar o mandar un mensaje a alguien. Nuestra experiencia de nuevo, siempre ha sido positiva en el 100% de los casos. Todo el mundo ha estado siempre abierto a vernos y a compartir unos días de ruta con nosotros allá por donde andáramos.

Hay muchas formas de sociabilizar, tanto niños como adultos, en un viaje a largo plazo. Mucha gente por el mundo. Solo se trata de salir fuera y querer hablar con la gente, de buscarlos, y de estar abierto a que llamen a tu puerta, y la magia sucede siempre.